Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

miércoles, 23 de marzo de 2011

Evolución de las calles de Valencia fundacional y por qué de su importancia













LA GEOMANCIA

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GEOMANCIA La Ciencia de las Arenas

La Geomancia es considerada como una de las mas antiguas ciencias adivinatorias. Algunos consideran que proviene de Oriente y que era conocida por los Chinos, Persas, Caldeos, Egipcios y Babilonios desde miles de años antes de nuestra era.

La Geomancia es una verdadera ciencia cosmologica basada en la observacion de los astros y en la deteccion de las corrientes de energia vital existentes bajo la tierra. Fue usada en sus origenes para el emplazamiento, la orientacion y los planos de construccion de las ciudades, fortificaciones y demas edificios, para crear asi condiciones de vida que permitieran al hombre vivir en armonia con el cielo y la tierra. El conocimiento de estas influencias celestes y terrestres, que por supuesto son una expresion de concepcion metafisica del Universo inherente a la sabiduria de los antiguos, fue por mucho tiempo privilegio de las clases sacerdotales y de los iniciados.

La claridad del cielo en los paises de los pueblos de la antigüedad permitia a los observadores estudiar con facilidad y sin instrumentos el movimiento, ubicacion y fenomenos celestes. De esta forma, de los mas ricos a los mas humildes tenian por costumbre, antes de tomar una decision importante, consultar al Cielo y a la Tierra con la intencion de poder obtener imagenes o señales de la voluntad divina. Mediante ritos que aun hoy dia siguen siendo un secreto, se generaba con una varilla o el dedo indice sobre el suelo, especialmente sobre arena, una cierta cantidad de trazos correspondientes al numero y a la situacion de las estrellas, que, reducidos del excedente de paridad e imparidad, formaban figuras geometricas de las cuales se podian extraer predicciones, consejo y guia. La Geomancia era denominada la "Ciencia de las Arenas". Al llegar a Occidente, donde no se permitian las observaciones del cielo, se conservaron las dieciseis figuras geomanticas pero el metodo transmitido por los antiguos basado en una ciencia de observacion, se convirtio en una ciencia de adivinacion de esencia intima y oculta cuyo fundamento es el alma, nuestro Sol Microcosmico.

La Geomancia es un arte adivinatorio mayor emparentado con la Astrologia, con la ciencia de los numeros, con el Tarot, y por supuesto con la Magia, especialmente con la Magia Enokiana, la construccion de Talismanes y de Tablillas Parpadeantes. Es una ciencia rigurosa e intuitiva. La Geomancia nos da algunas claves y señales para poder orientar y meditar.

Con un conjunto de dieciseis claves o figuras basadas en la polaridad y expandiendose en el cuaternario polarizado, las figuras simbolizarian la transformacion continua de los modos fundamentales de donde proceden los acontecimientos y los fenomenos. Dieciseis es el unico numero entero que responde a la ecuacion Xy= Yx/24= 42= 16. De esta manera, la Geomancia nos ofrece 65.536 temas posibles.

En sus principios, un estudio Geomantico comenzaba por un dibujo sobre la arena, pero por ser un medio inestable, podia en algunos casos ser reproducido o hasta trazado directamente sobre papiros. La importancia de la tierra en el ritual Geomantico operatorio permite suponer que para los orientales la Geomancia expresaba indiscutiblemente el oraculo de los espiritus de la Tierra o de los genios subterraneos. De esta forma, segun la tradicion oriental, la Geomancia se practica todavia sobre arena o arcilla roja que se vuelca sobre una bandeja llamada Almadel o Armadel, consagrada para su uso magico adivinatorio y grabada con palabras magicas y con sellos y pentaculos protectores. Ademas de la utilizacion de otros objetos igualmente consagrados, como pueden ser la Vara, Daga, Copa, Pentaculo (los mismos que representan las armas menores del trabajo magico), candelabros, cirios, sahumadores, Tunica, joyas, y hasta un espejo, que segun algunos son indispensables para la Geomancia Ritual. En principio muchos afirman que debe oficiarse un sabado a la medianoche, hora en que la Tierra domina, estando el magnetismo solar en su punto mas bajo. El Sol pasa en ese momento el cuarto sector astrologico propicio a la revelacion de los misterios. Aun hoy dia, algunos Geomantes tradicionalistas operan sobre una piel de Tigre o de Vaca con el fin de aislarse de la Tierra ordinaria, que es impura. En Africa, donde la Geomancia es el arte adivinatorio esencial, utilizan tambien el Armadel ornamentado con ideogramas y sustituyen la arena por granos o guijarros. Una campanilla rematada por un Genio Protector marcara el instante decisivo de la consulta del «Fa» que acompaña al hombre durante su vida y lo guia al mas alla. En Europa, los geomantes de la Edad Media conocian el Armadel y lo utilizaban, si bien la mayoria lo reemplazaba por el papel, la tinta y la pluma, prefiriendose la de cuervo a cualquier otra para trazar las lineas, y utilizando la pluma de oca para el dibujo de los Pentaculos.

COMO APARECIERON LAS CIUDADES DEL NUEVO MUNDO

Mª Teresa Padilla Aguilar

(Lda. en Historia)

RESUMEN: Señala cuales fueron las causas y el proceso de fundación de las ciudades. Hace un recorrido histórico a través del territorio hispanoamericano, explicando la importancia de dichas ciudades para el proceso de conquista y como se creó la legislación para su desarrollo

El fin primordial de toda colonización es la explotación de los recursos humanos y naturales del espacio colonizado; secundariamente puede hablarse de la descongestión demográfica de la metrópoli: la colonización de América por parte de los españoles participa de estos objetivos, aunque habría que añadir alguno.

Pero lo que no ofrece dudas es que, una vez descubierto, era necesario poblar el Nuevo Mundo para explotar sus riquezas, que desde el primer momento se adivinaban inmensas; y para ello la Corona tomó la iniciativa de fundar ciudades.

Durante los cuatro siglos posteriores al descubrimiento de América la fundación de ciudades fue continua. Ese proceso ininterrumpido, que muchos califican como el más importante, trascendental, intenso,…de la historia, se inició con los asentamientos de españoles, cuyo primer exponente fue el fuerte de la Navidad, construido con los restos de la nao Santa María, una de las naves del descubrimiento. A partir de entonces se produjo la sucesión de fundaciones más numerosa que en la historia se ha dado. A finales del siglo XVIII y principios del XIX todavía España estaba ocupando las zonas periféricas, limítrofes de California y Florida.

1. La localización de los asentamientos en América

La fundación de ciudades en América no sigue criterios caprichosos, sino que obedece a una serie de parámetros. La elección del lugar adecuado para la fundación era objeto de un cuidadoso estudio, para que la ciudad pudiera desarrollarse y creciera. Dado que los colonizadores llegan a través del mar, las primeras ciudades se instalan en parajes de fácil acceso en barco. Las primeras agrupaciones poblacionales se sitúan en el Caribe y en el golfo de México, y las tres primeras ciudades importantes estuvieron en las islas de Santo Domingo, Cuba y Puerto Rico: concretamente el primer asentamiento permanente estuvo en Santo Domingo, fundado en 1496. Pero en las islas sólo encontraron a indígenas con un nivel de civilización primitivo, y pocas riquezas, por lo que saltaron hacia el continente.

En la segunda década del siglo XVI se fundaron La Habana, Guatemala, Campeche, Panamá,…con planos sencillos y prácticos, trazados a regla y cordel, pero adaptándose al terreno.

La primera ciudad del continente fue Veracruz, en la costa. Allí llegó Cortés, que se encontró con una serie de pueblos dominados por el imperio azteca. La capital de este imperio era Tenochtitlán. Cortés destruyó el imperio de los aztecas, pero mantuvo algunas estructuras anteriores, entre ellas la capital. En el sur de América los españoles encontraron una situación bastante similar a la del norte. Igualmente comenzaron asentándose en las costas (Caracas, Santa Marta, Cartagena de Indias,…) en la primera mitad del siglo XVI, pero pronto supieron que los pueblos más ricos estaban hacia el interior, en la franja andina: allí se encontraba el imperio inca y su capital, Cuzco. Pizarro fue el conquistador de esa zona, y también se ocupó de fundar ciudades sobre las afloraciones mineras: Quito, Chile, Santiago,…y una nueva capital, más cercana a la costa del Pacífico, Lima.

Se dividió la extensa zona conquistada en dos virreinatos, Nueva España, con México como capital; y Perú, capital Lima. A su vez estos se subdividieron en capitanías generales, y con el tiempo las capitanías generales del virreinato del Perú se convirtieron a su vez en virreinatos: Nueva Granada, en el norte; Perú, en la franja costera de los Andes; y Plata, que tuvo su capital en la nueva ciudad de Buenos Aires.

En Centroamérica la conquista sufrió varias interrupciones a lo largo del siglo XVI porque la región no tenía riqueza agrícola, ni minera. La única fundación temprana fue Guatemala. Con la llegada de los holandeses a Jamaica se reactivó la ocupación, ya en el siglo XVII. El norte de México tampoco interesó en inicio, y será en el siglo XVIII cuando se conquisten Florida y California, para frenar los avances de otras potencias europeas.

En suma, los motivos de las fundaciones urbanas son cuatro:

1.-Razones comerciales y de control de las rutas marítimas, que interesa fortalecer. Así, se establecieron una serie de puntos a lo largo de la costa atlántica, y luego de la pacífica.

2.-Razones económicas y agrícolas; la ciudad es el punto de inicio para explotar el territorio, cultivarlo,…

3.-Razones militares, de defensa. Se crearon presidios, que con el tiempo van a generar a su alrededor auténticas ciudades. En este sentido se ha llegado a elaborar toda una teoría que considera que el avance de la colonización de América se hizo a base de ir adelantando una línea de frontera: frontera frente a lo indígena, a los elementos naturales, a otras potencias europeas. Así, puede decirse que la expansión europea en las nuevas tierras descubiertas se materializó en construcciones y formas de asentamiento propias de una tierra de frontera. Muchas de ellas habían sido experimentadas en la península Ibérica, desde la edificación a casamuro, a las torres con un recinto cerrado que sirvieron para las guarniciones o presidios, o a los mismos conventos fortificados, pero la magnitud de la empresa americana confirió a esas formas unas peculiaridades que acabaron siendo propias.

Fueron las modernas formas abaluartadas, experimentadas por los ingenieros al servicio de la monarquía española en Europa, las que se aplicaron a la defensa de los puertos americanos, primera frontera que guardar en el proceso de colonización y explotación de las nuevas tierras descubiertas. Los presidios (el significado de la palabra es el de guarnición, es decir, que no implica necesariamente una fortificación aunque a veces se haya podido emplear indistintamente) de frontera, establecidos fundamentalmente para salvaguardar la producción minera, acabaron convirtiéndose en ciudades con el correr del tiempo. Ambos, presidios y fortalezas, llegaron a ser considerados en el siglo XVI en la Península casi sinónimos de frontera, pues, como se decía, “presidiar era hacer frontera” frente al enemigo. La misma dinámica se dio en las Indias, aunque fuera la capacidad ofensiva de los posibles enemigos la que condicionó la mayor o menor envergadura de las defensas.

4.-Intereses evangelizadores: con esas miras se crearon los pueblos de indios. Los indígenas vivían bastantes dispersos, por lo que era difícil acceder a ellos y controlarlos (fiscalmente); para solucionar este problema se crearon pueblos para indios, separados de los pueblos de españoles, a menudo en torno a un convento. Estos conventos tenían dos partes: la privada o clausura, y la de evangelización (atrio, capilla abierta,…).

Hubo también barrios de indios en las nuevas ciudades. Los barrios se diferenciaban de los pueblos en que estos estaban cercanos, pero fuera de la ciudad (veremos que los límites de la misma se establecían meridianamente), a la que abastecían de mano de obra. Los dos pueblos-hospitales para indios que fundó Vasco de Quiroga hacia 1535 (en los que se ha comprobado la influencia de la “Utopía” de Tomás Moro y en los que los indígenas se especializaron en distintas artesanías y oficios) son una excepción en el proceso de agrupamiento en poblaciones a que fueron sometidos los indígenas.

En general, la segregación estratificada de españoles e indígenas es clara: podemos remitir al caso los calpullís mexicanos, o a las parroquias cuzqueñas. Esta segregación se repetirá en otros trazados de ciudades donde los núcleos indígenas preexistentes son localizados en agrupamientos específicos, por ejemplo el barrio del Cercado en Lima, en Guatemala o en Potosí. Las Ordenanzas de población no hicieron sino confirmar esa política reduccionista.

Esta división inicial fue perdiéndose en el proceso de integración social y cultural que se observa desde la segunda mitad del siglo XVII. También se irán diluyendo (en las grandes ciudades) los valores simbólicos y metafísicos que precedían en el mundo indígenas las estructuras urbanas y les daban coherencia.

En el caso de los conventos (la otra estructura evangelizadora), no sólo se concibieron en un principio como una fortaleza autosuficiente, sino que determinadas construcciones pensadas para la evangelización, como las capillas abiertas, se dieron también en los pueblos de indios de Nueva Granada, siguiendo el modelo de Nueva España y configurando así una de las tipologías que, con muchos precedentes peninsulares tal como ha estudiado Bonet, se dieron en América asociadas a la idea de frontera religiosa. También es cierto que habría que diferenciar el funcionamiento de cada orden religiosa en el territorio, pues no fue lo mismo para los franciscanos (llegados a Nueva España en 1524) que para los dominicos (1526) o los agustinos (1533) ni mucho menos para los jesuitas, llegados con posterioridad y que concebían su misión dentro de unas coordenadas claramente contrarreformistas.

2. Función de la ciudad

La fundación de ciudades marcó el avance de la expansión española en las nuevas tierras descubiertas. Es probable que el cambio de escala espacial que suponía la ilimitada disponibilidad de tierra en América favoreciera una política generosa de distribución del suelo, y facilitó la amplitud de las ciudades. Esto facilitó que las ciudades fundadas por los españoles, si bien en ocasiones se superpusieron a las ciudades prehispánicas, en otros muchos casos fueran ciudades nuevas. Con unas y otras se fue creando, desde el siglo XVI, una red urbana en la que tuvieron su marco de actuación las instituciones políticas, a través de la cual se dieron los intercambios comerciales y, en definitiva, se desarrolló la vida durante tres siglos.

Las ciudades fueron nudos del entramado que articuló la vida iberoamericana durante el periodo colonial. La organización urbana tenía asignada un papel de centro de servicios para una actividad predominantemente agropecuaria, de tal modo que su escasa complejidad sólo se manifiesta en la intensidad de las funciones burocráticas administrativas que le son inherentes según el rango y función en el entramado colonial.

La necesidad de conocer las nuevas tierras y de informar acerca de ese conocimiento se materializó en una gran cantidad de imágenes que, en su mayoría, estuvieron referidas a las ciudades. Cuando Francisco Lagarto dibujó en 1638 el valle de México indicó las poblaciones que en él había y cuando el capitán Pedro Ochoa de Leguiçano (que se había examinado como ingeniero de fortificaciones en España en 1596) dibujó el puerto de Iztapa (Guatemala) en 1598, representó también parte del territorio y el camino a la ciudad, reduciendo esta a las manzanas que formaban la plaza. Si bien estos son dos ejemplos de cómo la ciudad se concibió en el marco de lo que fue la ordenación del territorio, en muchos otros casos la imagen que se transmite de la ciudad la hace aparecer casi como un ente autónomo y autosuficiente. En realidad, la noción de ciudad equivalía a un área más amplia que la del núcleo urbanizado, proyectándose la idea de ciudad-territorio con una jurisdicción amplia que se iba reduciendo a la par que tenían lugar nuevas fundaciones.

La sociedad, la economía y la vida política se desarrollaron en las ciudades desde el momento de su fundación. Cuando Francisco Hernández en las “Antigüedades de la Nueva España” describió cómo era México “en el año quincuagésimo más o menos de que fue ganada” alabó de ella las buenas casas, las amplias vías públicas, “los mercados anchísimos y los amplios palacios reales”, con lo cual la noción de espacio urbano que estaba transmitiendo no podía dejar de admirar desde la Península, donde ampliar una calle o hacer una plaza nueva podía encontrar mil dificultades. Alababa también la presencia de la iglesia (los muchos templos, monasterios, hospitales,…), pero no olvidaba decir cómo la engrandecían “el virrey, la Real Audiencia, los magistrados, el arzobispo, artífices habilísimos para hacer cualquier cosa y cultivadores de las bellas artes y de las ciencias”. El espacio para las instituciones, eso parecía ser la ciudad.

3. La tipología de los asentamientos

Fernando Chueca Goitia establece una tipología de los asentamientos americanos, basándose en diferencias apreciables en la traza, a pesar de que destaca la monotonía y la regularidad de las nuevas poblaciones:

1.-Ciudades irregulares: se trata de algunas ciudades muy antiguas fundadas sin plan preestablecido, o ciudades en parajes de accidentada topografía, como Ixmiquilpán (México), Loja (Ecuador),... También ciudades mineras, como Potosí (Bolivia), Guanajuato (México),…

2.-Ciudades semirregulares, muy numerosas. Son producto de la adaptación de la rígida cuadrícula a las condiciones del lugar, a las leyes del crecimiento,…

3.-Ciudades regulares, que son la inmensa mayoría y las que definen el urbanismo hispanoamericano en cuanto tal.

4.-Ciudades fortificadas de trazado regular: aunque en América escasean los trazados regulares poligonales o estrellados, frecuentes en los tratadistas (mucho menos en la realidad) del renacimiento, a veces razones militares y la mayor cultura técnica de los maestros de la fortificación (Antonelli, Fomento,…) hicieron que surgieran algunas que recuerdan los modelos italianos. El mejor ejemplo es Trujillo (Perú) con una fortificación poligonal de quince lados y quince baluartes inscrita en un elegante óvalo (que recuerda en todo al modelo vitrubiano de ciudad amurallada y no cuadrangular, sino subcircular, y por tanto con un centro equidistante). El trazado de calles no es radiocéntrico sino cuadricular. La ciudad nueva de Portobelo (Panamá) presenta un plano regular fortificado de elegante traza, rectangular con un ángulo achaflanado.

5.-Casos singulares. Hay algunas ciudades, rarísimas, sin plaza: la Concepción de Tucumán, Nuestra Señora de Luján (Argentina). Algunas, como San Juan Bautista de la Rivera (Argentina), Panamá, Santa Clara (Cuba), Portobelo (Panamá), tienen sus calles principales desembocando en la plaza en los centros de sus lados, solución muy rara (aunque canónica) porque la plaza se genera siempre por eliminación de uno de los cuadrados del imaginario damero.

Otros autores elaboran otra tipología, atendiendo no a la traza, sino a características distintas:

1.-Ciudades reutilizadas: se trata de las ciudades preexistentes sobre las que los españoles construyeron. Sobre ciudades indígenas los conquistadores realizaron una adaptación a estructuras hispánicas. En algunos casos, por ejemplo Tenochtitlán o Cuzco, que eran ciudades bien trazadas, los españoles construyeron encima, literalmente: por ejemplo sobre la plaza central del Cuzco incaico los conquistadores construyeron su plaza Mayor, con la catedral y los edificios ceremoniales. Caso análogo es el de Quito, y el de numerosos pueblos de indios.

2.-Ciudades irregulares: también hubo ciudades irregulares, con calles no rectas, sin plano reticular; pero también tienen su plaza con la catedral y los principales edificios civiles en torno. Su irregularidad deviene o de su nacimiento previo a las Ordenanzas, o de su forma de producción y tipo de emplazamiento.

Dentro de este último grupo de poblaciones destacan las ciudades mineras. La irregularidad de su trazado responde a motivos funcionales: los habitantes se distribuyen atendiendo a la dirección de la explotación minera, y no a criterios de ordenamiento urbanístico. Caso curioso es el de Guanajuato, que tiene calles subterráneas para el paso de carros, mientras que las calles peatonales están en superficie.

Hay ciudades de tipo lineal, nacidas a lo largo de caminos; y circulares, surgidas en torno a pantanos; también se ha hablado de ciudades espontáneas, las generadas de esa forma alrededor de un edificio principal, religioso o no.

Por último, las ciudades portuarias suelen modificar su plan original (que puede ser perfectamente regular) trasladando la plaza a las cercanías del puerto, o con alguna otra modificación.

3.-Ciudades fortificadas: la estructura de estas ciudades es variable, pudiendo ser regular, pero su característica es que sus posibilidades de desarrollo se condicionan a sus características defensivas. Casos paradigmáticos son Trujillo (Perú) y Montevideo (Uruguay).

4.-Ciudades espontáneas: pueden coincidir con algunas otras de las clasificadas. Se trata de ciudades que nacieron sin acta explícita de fundación, sin rollo y reparto de solares, sin tan siquiera la traza inicial. Su nacimiento resulta ser un lento proceso evolutivo a partir de un núcleo generador.

El edificio religioso es el elemento aglutinador más habitual en las poblaciones rurales, donde el edificio sacro sirve de punto de referencia dominical común. Las funciones religiosas se complementaban con la fiesta y el mercado y pronto junto a estas capillas rurales aparecen pequeños asentamientos que devenían en poblados: Rosario de Santa Fe (Argentina) es un caso.

También hay poblaciones que nacen de fuertes. Desde el siglo XVII la política de avanzar fronteras contra el indio va a traer aparejada la aparición de muchos, como Emboscada (Paraguay).

Otros núcleos de concentración de población rural serán las haciendas agrícolas y las estancias ganaderas. El carácter autosuficiente en lo económico que adquieren ciertos asentamientos de este tipo conduce a que se rodeen de instalaciones complejas, que abarcan desde almacenes para la comercialización de productos manufacturados y materias primas, hasta edificios que vinculan la hacienda con los habitantes de la región (capillas, por ejemplo). Tenemos los modelos de Paysandú (Uruguay), formada en una antigua estancia de los jesuitas, Lucre (Perú),…

Muy relacionados con las ciudades lineales están los pueblos que nacen de postas. Jalonando los antiguos senderos indígenas o los caminos reales, en las encrucijadas más importantes, se fueron ubicando postas donde el viajero podía alojarse o cambiar de cabalgadura. En estos puntos neurálgicos se concentran otros servicios (capilla, almacen, pulpería,…) que formaron incipientes enclaves urbanos.

5.-Pueblos de indios: las normativas específicas para los núcleos españoles eran válidas genéricamente para los asentamientos indígenas. Sin embargo, hubo diferencias según los casos: a veces se respetaron asentamientos anteriores a los que se añadían las nuevas estructuras edilicias de gobierno y evangelización. Otras veces se dio amplio margen de libertad al indígena para organizarse de acuerdo con su experiencia previa; lo más común fue subsumirlo en el modelo indiano.

En el caso de superposición, la antigua estructura indígena sirve de marco de referencia simbólica a la nueva ocupación española: Chincheros (Perú), Tentenango (México),…

La realización de las reducciones indígenas del siglo XVI posibilitó la planificación de conjunto de pueblos de indios en la región andina, donde no sólo se definieron las trazas urbans sino que también se diseñaron las propias estructuras arquitectónicas, como los templos. No faltó tampoco desde el siglo XVII la concentración de antiguos poblados en crisis demográfica. En Sutatusa (Colombia) se refundieron cinco antiguos asentamientos.

Dos casos especiales de planificación del poblamiento de indios son las misiones jesuíticas y los barrios especiales de indios, de los que hablaremos.

Ervin Galantay establece otra tipología de ciudades coloniales, atendiendo a la funcionalidad original de los asentamientos:

1.-Asentamientos agromilitares: su función es asegurar una frontera disputada e indicar la intención de la potencia colonizadora de mantener una presencia permanente. Todas las ciudades americanas “de primera generación” son de este tipo.

2.-Centros comerciales. Son fundamentalmente ciudades portuarias cuya función es mantener las comunicaciones con la metrópoli y redistribuir los productos llegados desde esta, así como enviar la producción colonial.. Son ciudades “extrovertidas”, a menudo fortificadas y por ello con alta densidad de población intramuros.

3.-Centros regionales: sirven de mercado y centro administrativo y de servicios a su zona. Creadas en la segunda fase de colonización, no requieren murallas, con lo que su densidad es menor.

4.-Ciudades mineras e “industriales”: crecieron rápidamente en torno a la explotación, y hasta el siglo XIX no se ordenaron urbanísticamente.

4. Ritual fundacional

La fundación de la ciudad se realizaba siguiendo una ceremonia codificada desde los tiempos de Colón, y que permaneció durante siglos. La ceremonia se iniciaba con la toma de posesión del terreno. El fundador podía ser un monje o un funcionario, que realizaba una apropiación simbólica del espacio cortando hierba y ramas de los árboles del lugar. Luego el fundador retaba a los presentes a que alguno impidiera la fundación. A continuación se procedía a erigir en el centro de la plaza la picota, que era el símbolo de la jurisdicción y de la justicia. Asimismo se hincaba una cruz en el lugar en el que se proyectara levantar la iglesia principal de la ciudad.

Tras esta ceremonia al aire libre se procedía al reparto de solares, sobre un plano previamente trazado. Se hacía la traslación de los solares, desde el plano hasta el terreno, repartiendo a partir de la plaza; en ella se señalaban los solares de los edificios principales. Los colonos se repartían los solares por orden jerárquico: los personajes más importantes se quedaban con los más cercanos a la plaza. Se seguía trazando manzanas hasta llegar a los límites de la ciudad.

En cuanto a los límites hay que decir que las ciudades no se amurallaban, excepto en el caso de que estuvieran en la costa (a causa de los ataques de corsarios y piratas), pero siempre había límites para la extensión de la ciudad. Para señalarlos se dejaban algunos solares vacíos, que pasaban a posesión del ayuntamiento; también se reservaban algunos para las órdenes religiosas, hospitales de indios y de españoles, o mixtos; o para futuras instituciones benéficas o colegios… Había que reservar un cinturón de terrenos libres con una superficie tres o cuatro veces mayor que la de la trama urbana original.

Más allá de este “cinturón verde” se establecían las explotaciones agrícolas de los plebeyos (peonerías) y los nobles (caballerías).Todo esto quedaba reflejado en el acta de fundación.

Los primeros planos de ciudades que se conocen son un registro de los derechos adquiridos por conquista, ya que la ciudad fue un botín de guerra. Por eso, lo primero que se hacía al fundar una ciudad era ese reparto sobre un plano, siendo los siguientes pasos: alzar el rollo y árbol de justicia, nombrar a los miembros del cabildo de entre el grupo de afines al jefe de la conquista, y señalar la advocación de la iglesia mayor. Se conocen de hecho varios planos de fundación de ciudades con el reparto de solares y los nombres de los beneficiados: al fundar la ciudad de Mendoza (Argentina) en 1561, se especificaron en el plano los nombres de todos los propietarios de los solares, reservándose el fundador de la ciudad (el capitán Pedro del Castillo) todo un frente de la plaza mayor para sus propias casas. Se indicaba además que, de trasladarse la ciudad de sitio, había que “mantener los solares a los vezinos y moradores en la parte que en la traça desta los tienen azia los vientos que están señalados”. Con ello se prevenían las consecuencias de un fenómeno frecuente, como fue el que las ciudades cambiaran sus emplazamientos después de ser fundadas. Ocurrió con Mendoza, con Guadalajara (en México, fundada por Juan de Oñate en 1531 y que se trasladó de lugar varias veces antes de 1542) y con la Salamanca fundada en1527 por Francisco de Montejo en Yucatán.

Todas estas diposiciones previas se tomaban para garantizar la viabilidad del proyecto fundacional. Asimismo, había que comprometer a 30 vecinos para la fundación. Teniendo en cuenta el tamaño medio de las familias y el número habitual de sirvientes esto implica unas 300 personas. La correspondiente planta eneacuadrada, de unas 12 hectáreas, constaba de una plaza pública en el centro y 8 manzanas circundantes. Generalmente, cada manzana se dividía en 4 solares, lo que da un total de 32 parcelas, de las cuales 2 se reservaban a los edificios públicos. Más ambiciosos eran los planos del tipo de “100 vecinos” o 25 manzanas de Caracas y Mendoza. Durante los siglos XVII y XVIII se usaron también trazados de 7 por 7 y 9 por 9 manzanas. Excepcionalmente se proyectaban grandes trazas cuando la ciudad estaba destinada a ser una capital virreinal, como en el caso de Lima o Buenos Aires.

6. Las ordenanzas de poblamiento

Los fundadores de las ciudades en América fueron adelantados, soldados, políticos, administradores,… Esta diversidad en el origen de sus creadores no se refleja en las ciudades, que mantienen una notable, que no absoluta, uniformidad. Y esto por dos motivos principales:

1.-La tradición hispana: en España los avances de los cristianos en la reconquista habían sido acompañados de una repoblación. Esta práctica colonizadora será reproducida en América.

2.-La legislación que surge desde la metrópoli y que trata de dar unidad a ese complejo proceso de colonización. Este código urbanístico tiene una fecha de inicio, 1513, cuando la Corona promulga las “Primeras Ordenanzas de Colonización”, que recomiendan que la ciudad tenga un trazado regular, ortogonal. Durante el reinado de Carlos I hay una serie de reordenamientos orgánicos que intentan mejorar todo el movimiento colonizador.

A mediados del siglo XVI se ve la necesidad de establecer un ordenamiento que recogiera la tradición anterior y le diera unidad. El 13 de julio de 1573 Felipe II dio unas “Ordenanzas de descubrimiento, nueva población y pacificación de las Indias” en las que, entre otras muchas cuestiones, se enumeraban una serie de normas acerca de la fundación de ciudades que venían a codificar una experiencia previa. Por ejemplo, entre las indicaciones urbanísticas y arquitectónicas, se indica que las ciudades debían estar organizadas en torno a la plaza mayor, llamada en América “plaza de armas” o “zócalo”, plaza de forma rectangular, ya que es la más adecuada para ceremonias y carreras de caballos, pudiendo así cumplir una función lúdica.

Estas Ordenanzas no eran las primeras, pero sí las más completas y las que mayor repercusión tuvieron: en cualquier caso, lo que se pone de manifiesto es una cierta preocupación urbanística en las más altas instancias del reino, que no dejaba las decisiones al libre albedrío de los nuevos pobladores o al manejo de las autoridades locales. Desde el momento en que la Corona supo que tenía ante sí un nuevo continente para poblar, su intervención se orientó siempre a controlar las iniciativas particulares que menudearon en los primeros años tras el descubrimiento. Sin embargo hay que constatar que las Ordenanzas sólo fueron seguidas en aquellos núcleos originados en fundaciones expresas

En el tema de la ciudad las Ordenanzas reflejan la influencia de tratados manejados en la Europa del XVI que remiten a modelos clásicos, siendo el de Vitrubio el más reiteradamente citado en ese sentido, pero no el único; de hecho, se ha discutido mucho sobre los orígenes espirituales de las ordenanzas, que Reps calificó de “los documentos más importantes en toda la historia del desarrollo urbano”. Stanislawski demostró que las instrucciones referentes a la selección del lugar habían sido copiadas de Aristóteles, pero se equivocó al dar excesivo peso a los elementos renacentistas y humanistas que sólo constituyen embellecimientos tardíos del corpus básico. Kubler acierta al señalar que la mayor parte de las urbanizaciones reales ya estaban realizadas en 1573, año en que se codificaron por primera vez las diversas normas. Un factor más importante, que suele pasarse por alto, fueron las instrucciones de los miembros de órdenes monásticas (que dominaban el Consejo de Indias), muy influidos por las especulaciones teológicas sobre la ciudad cristiana ideal. Esta concepción la describe con gran precisión el enciclopédico franciscano Eiximenis en un volumen que apareció impreso por primera vez en 1484, en el que ya se insiste en que el templo principal o iglesia mayor se sitúe en un lugar tranquilo, alejado del ruido y de la animación de la plaza.

Pero las Ordenanzas codifican ante todo una experiencia que pudo, cuando menos, tanto como la teoría. Por poner un ejemplo de ello, en la recomendación de que las carnicerías, pescaderías, tenerías,…que causaban suciedad y malos olores se alejaran del centro de la población, coincidían lo que aconsejaba la experiencia y la recomendación de los tratados urbanísticos del renacimiento, sin olvidar que estos fueron a su vez el resultado de una reflexión sobre la ciudad basada en la experiencia. Por ejemplo, una premisa general para instalar las ciudades era buscar terrenos saludables (no sólo para el caso americano, sino que se trata de una constante). Sin embargo no se sabía exactamente qué era lo más deseable para una ciudad, por lo que hubo numerosos traslados de ciudades por haberlas ubicado originalmente en lugares insalubres. El problema principal eran las aguas y las enfermedades transmitidas por los mosquitos.

En sentido práctico, los antepasados directos de las fundaciones americanas son la ciudad-campamento de Santa Fe de Granada (1492) y las más antiguas villas agromilitares de la reconquista peninsular, basadas en los trabajos medievales de castramentación. Sin embargo las primeras fundaciones americanas no presentan referencias inequívocas al modelo de Santa Fe, y sólo la traza de Santo Domingo, replanteada por Nicolás de Ovando a principios del siglo XVI presenta cierta regularidad. Y eso porque construir la ciudad de acuerdo a un modelo preconcebido era algo absolutamente ajeno a la práctica habitual del diseño urbano, donde pesaba más el crecimiento espontáneo (como en la edad media, alrededor de núcleos generatrices: castillo, iglesia,…) que la planificación.

No siempre hubo coincidencia entre teoría, norma y realidad. En concreto, para la plaza se indicaba en las Ordenanzas unas medidas que daban para el largo una vez y media el ancho de dicha plaza, por ser esa la mejor proporción para “las fiestas de a cavallo y cualesquiera otras que se hayan de hazer”. Con esto se estaba siguiendo casi literalmente lo que Vitrubio había escrito en su libro V, que aconsejaba también esa medida por ser la más cómoda para los espectáculos, pero rarísima vez se encuentra una plaza rectangular en las ciudades hispanoamericanas, pues suelen ser cuadradas por lo lógico que resultaba tirar entonces, a partir del espacio de la plaza, las líneas de la cuadrícula para las manzanas. Además, salvo en casos de grandes plazas, como la de Puebla, en las que las fuentes no entorpecían el desarrollo de espectáculos públicos, lo frecuente fue que tanto la fuente como la picota o rollo estorbaran de algún modo esa finalidad de la plaza como escenario para las fiestas que se establecían en las Ordenanzas del año 1573. Una síntesis de lo que fue la plaza en la ciudad hispánica se puede ver en el plano de Tlaxcala de 1585, en el que además de los edificios de gobierno, soportales y fuente aparece la picota, compañera siempre de la fundación de una ciudad.

Otra muestra de cómo las famosas Ordenanzas no fueron seguidas exactamente es que, a pesar de que en ellas se indicaba la conveniencia de que la iglesia mayor no estuviera en la plaza sino en lugar más aislado para que así se pudiera apreciar mejor su grandeza (lo cual puede recordar algunas apreciaciones de Francesco di Giorgio Martini), lo cierto es que fue la plaza mayor su lugar natural, aun cuando su fachada principal diera en algunos casos a una plaza secundaria.

También en las Ordenanzas de 1573 se indicaba que “toda la plaça a la redonda y las quatro calles prinçipales que dellas salen tengan portales porque son de mucha comodidad para los tratantes que aquí suelen concurrir”, pero los soportales rara vez definieron todo el espacio de una plaza y sus calles adyacentes, aunque sí es característico de toda plaza mayor hispánica que ocupen uno, dos, tres o sus cuatro lados. Tal como ha apuntado Bonet, si bien los soportales se pueden relacionar con una tradición urbana proveniente de la antigua Roma, no es menos cierto que en España quedan ejemplos famosos de calles medievales con soportales y que los pórticos de algunas iglesias medievales (que sirvieron de lugar de reunión a los concejos) podrían ponerse en relación con los soportales de los cabildos que en América tuvieron también su lugar en la plaza mayor.

Hubo otras Ordenanzas en tiempos de Felipe II, las “Ordenanzas de descripción”, realizadas mediante una encuesta en América: las respuestas al cuestionario planteado se remitían a España para que integraran un libro que describiría las Américas, pero ese libro no se publicó hasta el siglo XIX. La encuesta iba acompañada de planos de ciudades, dibujos de edificios,…

Las Ordenanzas estuvieron vigentes un siglo, al cabo del cual se creyó conveniente realizar unas nuevas, que fueron publicadas en 1681, bajo Carlos II: fueron la “Recopilación de las leyes de Indias”, que a su vez estuvieron vigentes hasta la independencia de América.

Además de esta legislación general hay numerosas disposiciones municipales que tienen especial valor desde el punto de vista artístico.

BIBLIOGRAFÍA

CHUECA GOITIA, F.: Breve historia del urbanismo, Madrid, Alianza, 1970. 2ª ed.

GALANTAY, E. Y.: Nuevas ciudades. De la Antigüedad a nuestros días, Barcelona, GG, 1977.

GUTIERREZ, R.: Arquitectura y urbanismo en Iberoamérica, Madrid, Cátedra, 1984.

MARCO DORTA, E.: Arte en América y Filipinas, Madrid, Plus Ultra, 1973.

MORALES FOLGUERA: Arquitectura y urbanismo hispanoamericano en Luisiana y Florida Occidental, Málaga, Secretariado de publicaciones de la Universidad de Málaga, 1987.

NIETO, VÍCTOR Y CÁMARA, A: El arte colonial en Iberoamérica. Madrid, Grupo 16, 1989. Col. Historia del Arte.

PÉREZ SÁNCHEZ, A. et alii: Historia del arte. Madrid, Anaya, 1981.

VV.AA.: Nueva enciclopedia del Mundo. Bilbao, Durvan, 1990.

ODISEO, RUMBO AL PASADO

odiseo01@hotmail.com

http://www.odiseo.es.vg .















































Geomancia es la creencia de que los flujos energéticos cosmotelúricos influyen sobre la vida de las personas. Según sus creyentes, aportaría la capacidad de interpretar el fluir de la«energía vital» en un lugar determinado.

Detalle de un instrumento geomántico.Egipto o Siria.

1241-1242 CE. Muhammad ibn Khutlukh al Mawsuli. Museo británic

Historia


La geomancia original sólo se mantiene en la escuela de “Wang Bath”, escuela que desde 1950 no tiene sede oficial, pues desapareció con la invasión china. Desde entonces estos monjes son seudo-nómadas. En ella los maestros-monjes tienen una forma muy curiosa de transmitir sus conocimientos, pues éstos no se escriben, ni se leen, sólo se adquieren en la vivencia compartida mediante la técnica de “simpatía” o atracción de las fuerzas (energías) complementarias. Desde la observación con mente occidental, el maestro-monje aparentemente no enseña, no dicta que y/o como se deben hacer las cosas, solo ayuda a que los iniciados aprendan por sí mismos, saquen sus propias conclusiones y adquieran un conocimiento inicialmente intuitivo que luego deben desarrollar de una forma analítica y científica. Se les suele requerir para armonizar (mejorar) espacios naturales degradados, ubicar y asesorar en la construcción de templos, parideras, cementerios e incluso viviendas…

[editar]Práctica

En un principio su práctica se realizaba con un ejercicio de “meditación dinámica”, caminando, en un estado de amor contemplativo. Cuando el entorno es apreciablemente hostil se ayuda de un sensor denominado “vitalevógiro”, consistente en un péndulo suspendido del extremo de una varilla en forma de “L”, o “ ¬ “ con los extremos redondeados. En determinadas circunstancias también se recurre al Bagua y al I Ching.

Hoy en día, los maestros geomantes de la escuela de Wang Bath, además, miden con equipos sofisticados (electrónicos): la radioactividad, la ionización, la intensidad y variación del campo magnético terrestre y otros parámetros que determinan las condiciones energéticas del lugar. También realizan analítica bioquímica del suelo y de los materiales con los que se va a realizar la construcción, para determinar las actuaciones que requiere el lugar a regenerar.

[editar]Origen de la geomancia

Según algunos escritos que se encontraban en el monasterio de Triten Norbutse, Tíbet, (antes de la ocupación china y tras los incidentes de “La Revolución Cultural” se desconoce su paradero), se relata que “hace unos 17.500 años, un buen hombre de avanzada edad, encontrándose en las faldas del monte Kailāsh, y paseando a su alrededor (a esta práctica se la denomina Kora) se inició en el estudio de las corrientes de energías vitales, que animan a todo elemento vivo…” Aquí es donde encontramos el relato más antiguo de la práctica esencial de la geomancia, práctica que se extendió y diversificó por todo Oriente y de la cual nacieron muchísimas corrientes culturales, místicas y religiosas.

Hace unos 8000 años, la Geomancia de la Totalidad y/o Unidad se diversificó en varias tendencias, de las cuales caben destacar:

  1. La Geomancia Materialista: de ésta se han derivado las escuelas más importantes que estudian el medio físico y sus transformaciones. Son los centros de investigación, escuelas de oficios, universidades, los alquimistas.
  2. La Geomancia Espiritual: de ésta han nacido las escuelas más importantes místico-religiosas, a destacar el taoísmo, el bon, el budismo, la mesopotámica, entre otras.
  3. La Geomancia del Resentir: de ésta han nacido las escuelas más importantes de percepción, las más destacables son la medicina oriental, el feng sui y las bellas artes: música, danza, pintura, poesía.
  4. La Geomancia Adivinatoria: de ésta han nacido las escuelas más importantes de premonición y adivinación, como el Tarot, el Iching, la astrología.














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