Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

domingo, 22 de mayo de 2011

El tejido Wayú se encuentra con su equivalente Navajo

El tejido Wayú se encuentra con su equivalente Navajo

Una muestra de la obra textil del artista Roy

Kady se expone en el estado Zulia

El artista viaja con sus materiales y herramientas de trabajo manaure quintero
ROBERTO RODRÍGUEZ M. | EL UNIVERSAL
sábado 21 de mayo de 2011 12:00 AM

Roy Kady tiene 45 años. Desde sus tardíos 20 se dedica a la creación textil en una suerte de tributo a la tradición que aprendió de su madre y que ninguna de sus hermanas quiso asumir como propia al convertirse en mujeres "muy modernas", como narra él mismo.

"Todas las piezas cuentan una historia, es mi interpretación llena de símbolos del paisaje o la vida", dice el artista perteneciente a la tribu Navajo de los Estados Unidos.

Kady se encuentra en Venezuela por dos razones. La primera, su obra es expuesta en el Museo de Arte Contemporáneo del Zulia en una muestra llamada El cántico de la araña macho. Lo otro, es que será facilitador de un taller de tejido para un grupo de artesanos de la etnia wayú en Maracaibo.

Con gran serenidad y mucha modestia, Kady habla de su labor a la par que saca de una mochila los materiales y herramientas con los que trabaja para mostrarlos, orgulloso, y disponerlos para las fotografías.

"La inspiración es todo lo que me rodea", sentencia firme mientras maneja un pequeño trozo tejido en el que predominan los colores desérticos de su tierra natal en Nuevo México. Su relación con la naturaleza no la rompe ni la distancia. "En mi computadora llevo siempre fotos de los paisajes de mi tierra para no extrañarla", asegura co un ovillo color ocre en la mano.

Una de las particularidades de Kady como artista y que llama tanto la atención sobre su persona y obra, es que se involucra por completo en todas las etapas de la producción de sus piezas, desde la cría de las ovejas, el procesamiento de la lana, su coloración, el tejido y hasta la elaboración de las herramientas necesarias para todo lo anterior.

Él lo asume como algo absolutamente lógico. "Yo soy un campesino, cultivo mucha de la comida que como, crío mis propias ovejas y tengo una vida cómoda", reconoce.

Sin embargo, de lo que más podría decirse que se ufana, si lo hiciera, es de su cultura. "He conseguido mantenerme fiel a las tradiciones de mi gente que han pasado por generaciones de padres a hijos", indica.

Ante la pregunta sobre el riesgo que esas tradiciones -y en especial el tejido- corren ante las amenazas de la modernidad, él, calmado, explica: "en algún momento fue un arte perdido y parecía que iba a morir, pero gracias a personas que como yo estamos reenseñando a los jóvenes la mantemos viva y a flote", cuenta del ancestral oficio que cada día se consolida más como arte y se aleja de la categoría de artesanía gracias al interés de coleccionistas y museos.

Precisamente en plan de profesor es que Kady estará a la cabeza de un taller para tejedores wayú. Tras visitar Ecuador para una tarea similar, el artista nativo americano no esconde su emoción y espera vivir algo parecido en el país. "La presencia del colibrí en los tejidos fue una conexión que encontré con los indígenas ecuatorianos, para quienes el ave es tan importante como para nosotros los Navajo, que los consideramos como mensajeros y sanadores" cuenta.

Compartir experiencias y conocer cómo es el trabajo textil en otro lado del mundo es una de las metas de Kady, quien se adelanta y cuenta "a veces cuando tejo pierdo el sentido del tiempo, entro como en una suerte de trance y me doy cuenta de que pasé ocho horas trabajando y está allí una obra lista o adelantada, es como mágico", dice el artista detrás de piezas como tapices, cinchos, bolsos, mantas ceremoniales y hasta trajes.

Apasionado como lo es de su trabajo, relata que los Navajos tienen un ritual para bendecir las herramientas, los materiales y hasta a los propios tejedores. "Cantamos durante el trabajo para comunicarnos con los espíritus y darle más poder a las herramientas. Tratamos todo como que fueran personas, y por eso les damos un descanso cuando lo necesitan, para eso tenemos varias herramientas"

¿Es difícil estar lejos de casa tanto tiempo? "Hay tiempos en los que extraño a la familia y a mi perro pastor, pero son cosas que sé que estarán allá cuando regrese", afirma.

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