Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

lunes, 23 de mayo de 2011

Escribamos sobre gente...¡Qué tiempos los de uno muchacha!!!

El hechizo de Ian Anderson

El escocés presentó el sábado los éxitos de Jethro Tull y de su carrera solista

El líder de Jethro Tull saltó por todo el escenario del Anfiteatro

del Sambil sin desafinar manaure quintero


A JORGE MATA

ANDREA C. FERNÁNDEZ S. | EL UNIVERSAL
lunes 23 de mayo de 2011 12:00 AM

En los años sesenta, Ian Anderson, entonces de largos cabellos castaños ensortijados, hechizaba con su flauta y el rock progresivo de Jethro Tull. El sábado pasado, en el Anfiteatro del Sambil, Anderson tenía pañoleta negra que le ocultaba la calva pero su hechizo continuaba intacto.

A las 7:30 de la noche el cuarteto venezolano Mojo Pojo fue el abreboca con su rock experimental con mucha fusión de jazz y tras cinco temas abandonó la tarima entre aplausos.

A las 8:26 de la noche sonó la introducción del scherzo de la novena sinfonía de Beethoven, la gente quedó atenta y se ubicó en sus asientos.

Pocos minutos después apareció Anderson, líder de Jethro Tull, saltando cual flautista de Hamelin tocando las notas de Living in the Past. Rodeó a los cuatro integrantes de la banda que le acompañaban y comenzó a hacer su magia. El escocés movía con gracia su pierna izquierda y con ella marcaba el tempo en el aire logrando mantener su equilibrio. Inquieto, con saltos de un lado al otro que en ningún momento interrumpían su sonido.

En A New Day Yesterday intercambió la flauta por la armónica y al final se dirigió a la audiencia, pero no para decir buenas noches, o gracias, sino para decir el año (1971) del siguiente tema: Up to me.

Anderson habla como pirata y al cantar parece un predicador que intenta convencer, alza el dedo, señala, se enerva. Rodea a sus músicos, le da indicaciones y presenta Hare in the Wine Cup, un tema más celta, más místico, que terminó arrancando aplausos luego de un contrapunteo de percusión entre bongós y derbake.

Presentó lo nuevo de su proyecto solista y se reía porque aún no sabía cómo llamarle. Le siguió Songs from the wood.

Había contraste en el público: jóvenes conocedores de rock curiosos de ver al músico, y personas que pasaban el umbral de los 50 que querían comprobar si Ian tocaba igual que en los setenta. Se escuchó decir a una señora: "¡Wow! Sigue sonando como antes"

La molestia constante estaba a cargo de los mesoneros que en plena presentación vociferaban: "¡Cerveza, whisky, agua!" y se atravesaban entre los asistentes atentos para vender sus bebidas.

A mitad de concierto llegó el reto: ¿Cómo hacer que la música barroca compagine con el rock? Pues, lo logró haciendo un Preludio en Do mayor de Sebastian Bach como introducción a Boureé. Parecía un duende, caminaba casi de cuclillas y su voz trataba de salir al mismo tiempo que hacía sonar la flauta transversa.

Thick as a Brick fue celebrada con el coro del público y con una ovación de pie. Al finalizar el tema, Ian agradeció por primera vez en toda la noche a la audiencia por sus aplausos.

La bien lograda fusión entre el barroco y el rock volvió a protagonizar la noche con la versión heavy metal de Tocata y Fuga de Bach del guitarrista Florian Opahle

A Change of Horses, My God (donde libró una batalla imaginaria con su flauta),Budapest y Aqualung siguieron. El hechizo de Anderson culminó tras hora y media de concierto con el tema Locomotive Breath que hizo a más de un asistente levantarse de sus asientos para bailar con los ojos cerrados en las escalinatas del anfiteatro.

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