Razón del nombre del blog

Razón del nombre del blog
El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

martes, 17 de mayo de 2011

Y yo que creo en que una relación sólida brinda estabilidad emocional y social a los miembros de la pareja.

Proyecto común: Pareja consolidada

Una relación sólida brinda estabilidad emocional y social

a los miembros de la pareja. Estar unidos requiere compromiso, comunicación

permanente y saber aprovechar las crisis del ciclo vital para consolidar

la convivencia

RedactoTexto, el Martes, 26 de abril de 2011 a las 7:47

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Conocida como una de las relaciones humanas más intensas, la pareja es una

unidad compleja en la que dos personas aportan su historia, sus pensamientos

y sus acciones para interactuar y construir un proyecto común, orientado hacia

la estabilidad y permanencia en el tiempo. Sostenida en el diálogo, la confianza,

la lealtad, la entrega y el respeto, la pareja crece y evoluciona durante los años

compartidos y puede alcanzar la consolidación afectiva e íntima.

Se habla de pareja consolidada cuando sus miembros llevan un tiempo de convivencia

–por lo general más de cinco años–, han superado la explosión de la química

inicial, se conocen a profundidad, tienen expectativas claras sobre el vínculo y

criterio suficiente para poder reconocer la identidad del otro como persona, y no

como alguien seleccionado para llenar sus carencias o resolverle la vida.

De acuerdo con Emma Mejía, psicólogo y terapeuta familiar, la pareja consolidada

disfruta un vínculo recíproco en cualquier período de sus vidas. Para la especialista,

se trata de personas generalmente de la misma generación, comprometidas con su

relación, sus hijos, la familia extendida y la sociedad. Existe empatía entre ellos,

conversan a menudo y hacen actividades que ambos disfrutan; están orgullosos de

su historia y evocan cada etapa como un proceso de construcción compartido.

Jesús Miguel Martínez, psiquiatra y psicoterapeuta, señala que una pareja estable

se sostiene en “la capacidad de estar juntos y de sentirse felices”. Pero ese

permanecer unidos en el tiempo, de forma sincera y no por convencionalismo o

necesidades de rol, requiere de disposición, esfuerzo y estrategia de ambos miembros.

Las parejas consolidadas saben que el camino no es fácil, y mucho menos

“color de rosa”.

Para toda la vida

Las parejas se unen con el propósito de que ese

vínculo sea para siempre. Sin embargo, la realidad

es que la mayoría no logra cumplir ese deseo. Según

cifras de la Asociación Venezolana de Psicoterapia

(Avepsi), más de 60% de las parejas que deciden

emprender un proyecto de vida común no envejecen

juntas. Esta cifra, de acuerdo con Martínez, habla

de la necesidad de aprender a ser pareja y manejar

las crisis.

Las parejas, incluso las más exitosas, plenas y

satisfechas, pasan por momentos conflictivos, pero

hacen de cada crisis una oportunidad de cambio y

se desarrollan gracias a su fortaleza. El reto está en

demostrar la capacidad que tienen los dos miembros

de involucrarse y apostar por la reconstrucción de

la confianza entre ellos y la resolución de las dificultades.

Aprender a convivir

Para consolidar una relación se requiere de una serie

de destrezas que hay que cultivar. De acuerdo con

Martínez, entre las más importantes se cuentan:

Elegir bien. “Para llegar lejos, bien acompañado,

hay que saber escoger al compañero de ruta”, sugiere

el especialista. Si bien la química es la responsable

del “flechazo” inicial, más importante es la afinidad.

Hay que seleccionar a alguien cuya personalidad

encaje con la propia en términos de sentido del

humor, tolerancia, valores, capacidad productiva,

nivel intelectual, culto religioso y compatibilidad

sexual.

Dialogar. Hay que aprender a hablar de todo lo

que ocurre en la relación de pareja: no sólo sobre

lo anecdótico, sino también sobre lo emocional y

lo íntimo. Sin diálogo, al cabo de pocos años, las

personas –como seres cambiantes que son– terminan

convertidas en extraños, sin conexión entre sus

vivencias y sentimientos.

Negociar. No se trata de ceder, sino de encontrar

soluciones que satisfagan en la medida de lo posible

las necesidades de ambos. De lo contrario, siempre

quedará uno frustrado. Martínez explica que el conflicto,

lejos de destruir las relaciones, las solidifica:

los desacuerdos pueden generar una negociación

satisfactoria que una a la pareja.

Poner límites. Es importante que los miembros de

la pareja no se queden con ningún malestar. “Callar,

tragar entero y aguantar son pésimos consejeros

porque generan rabia, resentimiento y facturas

inconscientes que se van a querer cobrar en algún

momento”, explica Martínez. Decir que no, no tiene

por qué generar conflicto.

Respetar las diferencias. Desde las más sutiles

hasta las más determinantes, las diferencias permiten

a cada uno acercarse al mundo del otro y

sirven para ampliar el rango de experiencias. ¿Cómo

manejarlas? Negociando, con el deseo de encontrar

una solución, teniendo confianza en el otro y entendiendo

que hay que respetar las individualidades.

Perspectiva de futuro

Si bien las cifras de divorcio en el mundo son cada

vez más elevadas, existe un número importante de

parejas que mantienen una convivencia funcional

basada en el compromiso y la confianza. Los especialistas

destacan algunas condiciones que hacen

posible esa estabilidad:

Atracción. El gusto por el otro mantiene vivo el

entusiasmo de permanecer juntos.

Pasión sexual. Una mayor frecuencia de actividad

sexual satisfactoria hace sentir más unida a

la pareja.

Identificación. Encontrarse uno en el otro en

términos de valores, intereses, fortalezas, cultura,

proyectos y forma de pensar equivale a sentir que

se “está hablando el mismo idioma”.

Admiración. La disposición para celebrar las virtudes

individuales, sin caer en competitividad, y el

deseo de otorgar reconocimiento y validación al otro

fortalecen la relación.

Autonomía e independencia. El respeto a los límites

individuales no es considerado una falta de

afecto. Cada miembro es capaz de cultivar el yo e,

incluso, desarrollar otros vínculos.

Prioridad. Se le da prioridad al vínculo de pareja

con respecto a otras relaciones (amigos, familia

extendida, compañeros laborales).

Comunicación. Resulta vital establecer diálogos

claros y directos sobre las emociones relacionadas

con lo que se está experimentando, sin ironías, “puntas”

o “escenas”.

Empatía. Cada uno es capaz de ponerse en el lugar

del otro –sin estar a la defensiva– y de identificarse

mental y afectivamente con su estado de ánimo.

Eficiencia. La pareja se siente competente para

asumir el proyecto común y cada uno ejerce su rol

y ejecuta sus tareas sin sentir que el otro le exige

demasiado.

Amor y sexo en su lugar

Los miembros de una pareja consolidada han desarrollado

un vínculo afectivo recíproco y están

conscientes de que el amor que los une se va transformando

y fortaleciendo con el tiempo. Para ellos,

amar equivale a reconocerse y respetarse como personas.

Significa sentirse involucrados y comprometidos

con el otro, y saber manejar la frustración frente

a los desacuerdos. “Los momentos duros pasan, pero

si uno ama, no abandona”, puntualiza Mejía. En su

opinión, el sentimiento se fortalece a través de la

pasión, la intimidad y el sentido del humor.

En cuanto a la sexualidad, aunque hay parejas

estables que privilegian la relación sexual como

modo de expresar el amor, hay otras que mantienen

una frecuencia baja, ajustada a su satisfacción particular.

“Algunos matrimonios duran mucho y son

felices con poco sexo. Si ambos se sienten dichosos

así, está bien”, señala Martínez. Cuando se presentan

problemas sexuales por razones fisiológicas o

de edad, la función sexual se puede mantener con

juegos eróticos, caricias y el goce de estar juntos,

subraya el psicoterapeuta.

Estabilidad evolutiva

Existen cuatro momentos en el ciclo vital de la pareja

durante los cuales es posible dar pasos firmes

en procura de consolidar la relación.

Encuentro. Etapa fundacional que se inicia cuando

los miembros de la pareja empiezan a pensar en

construir una relación estable. El noviazgo es el momento

de exploración conjunta de las expectativas

y proyectos: muy corto, puede resultar insuficiente

para analizar las posibilidades de la pareja, y muy

largo, puede desgastar el entusiasmo y las ideas

iniciales.

Adaptación. Se asume el compromiso mutuo y se

concreta con el matrimonio o la convivencia. Ambas

formas de unión brindan sensación de arraigo. En

esta etapa comienza el delicado proceso de adaptación

durante el cual hay que desplazar a la pareja

ideal por la real. Las habilidades de negociación,

la flexibilidad y la empatía son particularmente

importantes durante este período.

Llegada de los hijos. En este punto ocurre un

cambio estructural: además de pareja, ahora son

padres. Si bien la atención se transfiere a los niños,

no se deja de lado la vida en común. Hay que evitar

la triangulación con los hijos durante los conflictos

y acordar las normas de crianza y disciplina. Se

sugiere balancear ambos roles: el “nosotros como

pareja” y el “nosotros como familia”.

Nido vacío. Cuando los hijos se van de la casa, la

pareja enfrenta un momento crítico que impone

renegociar tanto el vínculo como el proyecto de

vida común. Si se ha descuidado la comunicación

emocional y el rol de pareja, encontrarse solos les

puede resultar difícil y estresante.

Vejez. Esta etapa está marcada por frecuentes

experiencias de pérdida (jubilación, enfermedad,

muerte) que la pareja anciana debe afrontar sin

descuidar el apoyo mutuo. La inversión de los roles

frente a los hijos (ahora deben ser cuidados por

ellos) es uno de los eventos más delicados de este

período. •

F u e n t e s c o n s u ltada s

º Emma Mejía. Psicólogo, terapeuta familiar y de pareja. Centro Médico Docente La Trinidad.

º Jesús Miguel Martínez, psiquiatra y psicoterapeuta.

º Instituto Nacional de Estadísticas de España (INE).

º www.cdc.gov / www.psicoterapeutas.com.

Agrade c imie n t o Maruja Rodríguez

(Reportaje elaborado por Teresa De Vincenzo para revista +salud del Grupo Locatel. Caracas, 2010)

Fotografía Roberto Mata

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