Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

domingo, 2 de junio de 2013

Elsy Gomes lo tuvo claro: “Léete esta novela, que es tu próxima película”, profetizó a su esposo, el cineasta venezolano Alejandro Bellame, después de devorar Blue Label/Etiqueta Azul (2010), de Eduardo Sánchez Rugeles.

Eugenia Blanc viajará de la literatura al cine

Cuando quiero llorar no lloro | Archivo El Nacional
Cuando quiero llorar no lloro | Archivo El Nacional
Blue Label/Etiqueta azul es el caso más reciente de un puente 
no tan frecuente de letras a imágenes

Elsy Gomes lo tuvo claro: “Léete esta novela, que es tu próxima película”, profetizó a su esposo, el cineasta venezolano Alejandro Bellame, después de devorar Blue Label/Etiqueta Azul (2010), de Eduardo Sánchez Rugeles.
Facebook y Skype fueron algunas de las novísimas herramientas a través de las que el director de El rumor de las piedras (2011) contactó al creador de Eugenia Blanc, una caraqueña desvinculada de su país natal que, en París, viaja en la memoria hasta Luis Tévez, el amor de bachillerato con el que descubrió a Bob Dylan y se fugó en un automóvil Fiorino blanco. Luego de algunos desencuentros, Bellame y Sánchez Rugeles se pusieron de acuerdo para algo tan antiguo como el cine: la adaptación de una obra literaria a la gran pantalla.
Desde hace aproximadamente un año, el hacedor de imágenes y el de palabras se hicieron amigos y trabajan en la elaboración del guión. Si el presupuesto del proyecto es aprobado por el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía, el rodaje comenzará a finales del calendario actual o comienzos de 2014.
Marcel Rasquin, el director de Hermano (2010), admitió a comienzos de año que también adelanta la adaptación de una novela, La otra isla(2005), del margariteño Francisco “Pancho” Suniaga. Tomar la literatura nacional como fuente ha sido más frecuente en décadas pretéritas que en el siglo actual.
Solo lo visible
“La novela tiene una herramienta narrativa que es ajena al cine: el monólogo interior. En una película, todo ocurre frente a los ojos del espectador, a través de acciones visibles, y los diálogos deben ser reducidos a su mínima expresión para que no redunden”, explica Thaelman Urgelles, que en 1993 llevó al cine Los platos del diablo (1985), de Eduardo Liendo, historia de un escritor preso por  plagio.
Urgelles recuerda que entonces tuvo una pequeña discrepancia con Liendo, aunque la relación entre ambos siempre fue respetuosa. El escritor opinaba que le parecía mejor revelar desde el comienzo que el personaje Ricardo Azolar (el actor Gustavo Rodríguez) terminaba en la cárcel, como en la novela. Pero el cineasta, junto al guionista Edilio Peña, hizo un argumento más lineal. “Siempre me quedó esa espinita de duda acerca de cuál era la mejor solución”, confiesa hoy Urgelles.
Cuando quiero llorar no lloro (1973), de Mauricio Walerstein, y País portátil (1978), de Iván Feo y Antonio Llerandi, sobre las novelas homónimas de Miguel Otero Silva y Adriano González León, son dos de los puentes comunicantes más célebres y logrados entre literatura y cine venezolanos. “La década de los setenta era un momento de compromiso político y promoción de la cultura nacional. En las adaptaciones de novelas reconocidas se buscó una manera de desmentir el apego a valores foráneos”, señaló Diana Medina Velásquez, que en 2006 elaboró la tesis doctoral Literatura y cine en Venezuela para la Universidad Autónoma de Barcelona, en España.
La balandra Isabel llegó esta tarde (1949), inspirada en un cuento de Guillermo Meneses, Fiebre (1976), en otra novela de Otero Silva,Oriana (1985), en un relato breve de Marvel Moreno, Panchito Mandefuá (1985), sobre el niño callejero de José Rafael Pocaterra,Reinaldo Solar (1986), adaptación de Rómulo Gallegos e Ifigenia(1987), con las letras de Teresa de la Parra como manantial, son otros ejemplos. Paradójicamente, la obra más emblemática del no menos representativo Gallegos, Doña Bárbara, ha sido adaptada pero solo en películas hechas con capital foráneo, entre ellas la que protagonizó María Félix en México en 1943.    
A 100 páginas
Los pájaros se van con la muerte, la más reciente película de Urgelles, que es una adaptación de una pieza teatral de Edilio Peña, se estrena el viernes 6 de septiembre. “El de las tablas es un lenguaje naturalmente más cercano al cine, pero igual la adaptación a la pantalla implica una ‘desteatralización’: hacer diálogos menos dramáticos”, considera el cineasta. Román Chalbaud trasladó con frecuencia sus propias obras de dramaturgia al cine, entre ellas El pez que fuma (1977). 
“El primer guión de Blue Label/Etiqueta Azul que me presentó Sánchez Rugeles sobre su propia novela era imposible de filmar: tenía como 230 páginas. Le dije que, como mucho, debía pasar apenas de 100 páginas. Para mí, es una clásica road movie (“película de carretera”). Mucha de la amplia información sobre personajes y contexto que se presenta en la primera mitad del libro la incorporaremos a través de flashes del pasado. Habrá una mayor presencia de la Eugenia Blanc adulta”, adelantó Bellame sobre su adaptación. 
alexiscorreia@gmail.com 

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