Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

martes, 25 de junio de 2013

Para el urbanista, el país está hundido en un subdesarrollo que se ha acentuado en los últimos 20 años

Arturo Almandoz Marte mira Venezuela desde las urbes

Arturo Almandoz / Leonardo Noguera
Arturo Almandoz / Leonardo Noguera
Para el urbanista, el país está hundido en un subdesarrollo que se ha acentuado en los últimos 20 años

Arturo Almandoz Marte acaba de publicar su segundo libro de crónicas personales, Regreso de las metrópolis, con el cual ofrece una perspectiva íntima de sus viajes a ciudades en España, Inglaterra, Estados Unidos, Chile y Brasil.
En el texto, editado por Bid & Co., se entreteje la descripción de lo cotidiano con su perspectiva profesional de urbanista, así como también su lectura de los libros de viajes de quienes clasifica como eruditos nacionales, entre quienes están Arturo Uslar Pietri, Mariano Picón Salas y Enrique Bernardo Núñez.
En cuanto al fondo de los escritos, hay un sentimiento que unifica la treintena de crónicas que integran el libro: el de una nostalgia por lo que, en comparación con otras ciudades, Caracas no pudo ser. “Después de los años vividos en el desarrollo europeo, estas experiencias latinoamericanas me confirman, con resignada tristeza, el destino tercermundista de Venezuela que apercibí desde el regreso de mi primer viaje a España [en 1989], destino que no ha hecho sino ensombrecerse y profundizarse con el tiempo”, escribe en el prólogo.
Mientras promociona el título, el académico de la Universidad Simón Bolívar prepara otros que relacionan lo cotidiano y la historia mundial contemporánea como la vivió en su juventud. Un proyecto es el de los "destinos irredentos”, que trata lugares que no conoce pero que admira, como Singapur y Corea del Sur. Allí espera combinar el discurso sobre las urbes con el recuerdo de narrativas cinematográficas y literarias que lo marcaron.
–Llama la atención que ponga el énfasis en la palabra “regreso” en el libro, hasta el punto de hacerla parte del título.
–Hay un regreso por la edad y otro que es una postura ante lo que ocurre en el país. La situación venezolana me pegó desde la primera vez que volví luego de una larga temporada en la España preolímpica, que aún no era europeísta pero sí de avanzada. Esa sensación se ha ido acentuando con el tiempo. Hoy tengo la convicción resignada de que esto está hundido en el tercer mundo, en el subdesarrollo. Esa perspectiva tensiona varias crónicas.
Regreso de las metrópolis tiene una visión nostálgica que comparte con su libro anterior, Crónicas desde San Bernardino.
–Si hubiera introducido ese elemento nostálgico, anecdótico o personal, la crónica se me iba hacia el ensayo. El elemento narrativo hermana a este libro con el anterior, que es un pequeño prisma caraqueño de mi generación. Allí, sin embargo, hay también un retrato de la ciudad en decadencia.
–¿Qué aporte hace su formación de urbanista a sus crónicas?
–Influye mucho: mis escritos están cargados de lecciones. En casi todos hago una breve digresión para hablar de los grandes momentos de esa ciudad a mi juicio. Explico por qué  es significativa. Quizá eso imprime tonos más ensayísticos, pero mi formación profesional me lo exige.
–En sus libros son frecuentes las alusiones a los escritores nacionales. ¿Qué contribución hizo la literatura venezolana a su observación de las ciudades?
–Uslar Pietri tenía una postura de “solicitación latinoamericana”, en la que se refería a las ciudades que nos son más próximas, así es como me acerco a Brasil y Chile, por ejemplo. Quizá mi homenaje es obsoleto y tengo miedo de que eso aleje al lector, pero me sentía en la necesidad de ser honesto. La literatura de viaje de esos autores te da una perspectiva de cómo esas ciudades se han inscrito dentro de la pléyade de la alta cultura –para usar la terminología de Picón Salas–, a través de manifestaciones históricas y literarias.

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