Razón del nombre del blog

Razón del nombre del blog
El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

domingo, 30 de junio de 2013

Si queremos conservar nuestra dignidad, proteger la libertad, garantizar nuestra seguridad y democracia, es necesario reaccionar y proceder con las pacíficas armas que nos da la razón.

El discurso político de nuestra historia civil

JAIME EDUARDO MERRICK |  EL UNIVERSAL
sábado 29 de junio de 2013  12:00 AM
El planteamiento de un discurso político sustentado en nuestra historia civil, pudiera darnos luces  de cómo abordar y salir de la crisis política que vivimos actualmente.

Nuestra historia ha tenido un profundo arraigo en lo militar y lo heroico, sustentado en una historiografía que a lo largo del siglo XIX y buena parte del XX, se encargó en la idealización y exaltación de la Venezuela independentista y sus héroes militares, cuya figura más importante, obviamente, es  nuestro Libertador, Simón Bolívar.

En este contexto, nuestra clase política no ha sido  ajena a esta visión de la historia, y el discurso político venezolano, por un lado, ha girado en torno al pensamiento de Bolívar y la Venezuela heroica; y por el otro, se ha emulado al liderazgo mesiánico de nuestros caudillos militares y próceres independentistas. Y nosotros, como sociedad, lo hemos aceptado y asumido como parte de nuestra cultura política. Antes y ahora.

Sin embargo, recordemos que también somos la historia de importantes hombres civiles, que sin alzamientos, proezas militares, ni caudillismo, le han dado  a Venezuela numerosos logros. El siglo XIX no solamente fue la época de Bolívar y Miranda; también fue la época de Andrés Bello, Simón Rodríguez, José María Vargas, Tomás Lander, Juan Germán Roscio, Fermín Toro, Cecilio Acosta, y en nuestro siglo XX vivieron venezolanos como Mario Briceño Iragorri, Mariano Picón Salas, Caracciolo Parra Pérez, Rómulo Betancourt.

En tal sentido, plantear el discurso político venezolano sobre la base de nuestra historia civil, implicaría, además, una nueva forma de hacer política: Se nos presenta como un discurso inclusivo y de reconocimiento al aporte realizado por numerosos venezolanos desde su ámbito de desarrollo; apela a  la supremacía de las instituciones y el respeto de la ley, en contraposición al culto de la personalidad y al caudillismo; aboga por la obtención del poder político en forma democrática, frente al alzamiento militar y el derramamiento de sangre; reconoce que la labor de nuestros ciudadanos ocupa un tiempo y espacio determinado,  frente al perenne intento que tenemos de querer vivir de lo militar y de la epopeya bélica.

Nuestra historia civil, es la historia de logros educativos, culturales, económicos, científicos, en  ingeniería, arquitectura, por ejemplo; es una historia amplia, que también alimenta nuestra identidad como venezolanos; forma parte de nuestras raíces. Y justamente,  como parte de nuestra venezolanidad, debemos hurgar en sus aportes para afrontar la crisis que vivimos actualmente.

Jaime.merrick@gmail.com

@jaimemerrick

Los indignados

JULIO DÁVILA CÁRDENAS |  EL UNIVERSAL
sábado 29 de junio de 2013  12:00 AM
El escritor izquierdista francés Stéphane Hessel, quien participó como diplomático observador en la redacción de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 y escribió el libro ¡Indígnense!, plantea  que se debe actuarcontra la indiferencia y a favor de la insurrección pacífica. Este libro dio lugar a numerosas manifestaciones de protesta en España y Francia y al nacimiento del Movimiento de los Indignados o M-15.

Poco después varios autores españoles publicaron una serie de artículos que dieron lugar a otro libro denominado Reacciona. Allí señalan que la sociedad se estaba jugando su solidez, su estabilidad y su equilibrio; especialmente en una generación de jóvenes que se les niega dignidad alguna, sin futuro y sin presente. Ante esto, proponen la necesidad de posicionarse y actuar, de tomar conciencia y reaccionar. Con un objetivo: defender la dignidad, la democracia y el bien común.

La sociedad venezolana debe tener claro que en los actuales momentos no solo hace falta luchar por esos valores, sino también por la seguridad, la libertad y contra el despilfarro y la corrupción. Además, ¡No debemos permitir que nadie intervenga en nuestro país!

Ahora, al igual que durante las dictaduras de Gómez y Pérez Jiménez, los estudiantes han sido quienes han dado el ejemplo y se han rebelado pacíficamente contra quienes han pretendido apoderarse de todo y en la actualidad buscan destruir la autonomía universitaria, mediante el acoso a sus autoridades, sus profesores, estudiantes y trabajadores.

Causa preocupación la indiferencia que se nota en muchos de nosotros, algunos por temor, otros por desilusión y también muchos por creer que todavía existe la posibilidad de continuar haciéndose la vista gorda a los numerosos casos de corrupción que han existido durante los últimos catorce años y que ahora se pretende supuestamente atacar, haciendo el anuncio junto a connotados personeros,  quien tal como señaló quien hasta hace poco fuera vocero predilecto del expresidente fallecido, han sido protagonistas de esos actos.

Si queremos conservar nuestra dignidad, proteger la libertad, garantizar nuestra seguridad y democracia, es necesario reaccionar y proceder con las pacíficas armas que nos da la razón. La verdad se encuentra de nuestro lado y el coraje también. Es necesario que los más de ocho millones de indignados que hasta ahora han venido conteniendo su desesperación, alcen su voz. Entre ellos existen muchos que están soportando hambre y que no comen con promesas vacías y otros que ven como el escaso dinero con que cuentan, producto de su honesto trabajo,  se esfuma por efecto de la inflación. Es la hora de seguir el consejo que dejó Juan Pablo II: ¡No tengamos miedo!

julio.davilacardenas@gmail.com
 

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